Parque Natural de la Bahía de Cádiz

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Vista del Caño Herrera, de San Fernando, perteneciente al Parque Natural de la bahía de Cádiz, con la ciudad de Cádiz al fondo, visto desde el paseo marítimo del Centro Comercial Bahía Sur.

El Parque Natural de la Bahía de Cádiz es un espacio natural protegido desde 1989 que se extiende a lo largo de 10.522 hectáreas, comprendiendo la Bahía de Cádiz y su entorno inmediato, entre los 36º22' y los 36º37' de latitud norte y entre los 5º7' y los 6º16' de longitud oeste. En su interior se encuentran dos zonas con un régimen especial de protección: los parajes naturales Isla del Trocadero, con 525 hectáreas y las Marismas de Sancti Petri, con 170 hectáreas.

Pertenece a los municipios de Cádiz, San Fernando, Puerto Real, Chiclana de la Frontera y El Puerto de Santa María. Comprende marismas, playas, pinares, arenales y zonas de matorral. En sus cercanías se encuentra el Jardín Botánico de San Fernando, destinado a la conservación de la flora autóctona.

Este espacio se caracteriza por la presencia de numerosas instalaciones salineras, muchas de ellas anteriores a 1750, que han dado lugar a un paisaje típico salinero, con la presencia de un importante patrimonio etnológico, constituido por Casas salineras y Molinos de marea.

Gran parte de su superficie se encuentra inundada en unos casos permanentemente y en otros según la pleamar. Todo ello da lugar a un medio de gran valor ecológico, con presencia de importantes especies vegetales y animales, destacando por su alto valor ecológico dos espacios: el Charco de Camposoto (laguna dulcícola) y la Punta del Boquerón [1] y varios senderos.

Todo este espacio se articula en torno a una importante red de caños, entre los que destaca el caño de Sancti-Petri. La importancia ecológica de estos humedales, especialmente para la avifauna y para el alevinaje de importantes especies de peces, les han hecho merecedores de su integración en laRed de Zonas de Especial Protección para las Aves en desarrollo de la Directiva 79/409, constituyendo la zona de puesta y cría de numerosas especies de peces y aves, algunas que por su rareza y escasez dotan a este medio, junto con su alta productividad biológica, de un alto valor ambiental.

La influencia de los mares y un clima suave, de tipo mediterráneo, son las claves que determinan las especiales características ecológicas de este humedal. Zona de contacto entre medios marinos y terrestres y gracias a la fácil circulación de las aguas, con buena iluminación y abundantes nutrientes, se establece una gran diversidad de especies entre moluscos, crustáceos, peces y aves acuáticas.


Gestión y objetivos

Dentro de las actuaciones del Gobierno central y autonómico referentes a la protección de espacios naturales, se enmarca la Ley Autonómica 2/89 de 18 de julio, por la que se aprueba el Inventario de Espacios Naturales protegidos de Andalucía, y el entorno de la Bahía de Cádiz es declarado Parque Natural.

En enero de 1990 se encarga a la AMA [2] la elaboración del Plan de Ordenación de los Recursos Naturales del Parque (PORN). En dicho plan se recogen los objetivos principales como son la conservación de los valores naturales y culturales y la ordenación del uso social del Parque.

Como objetivos específicos se recogen la limitación de uso de los espacios que son de dominio público, afectando incluso a las labores de conservación de los mismos, con la intención de no modificar sus características ecológicas. Igualmente, se regula la actividad pesquera y la acuicultura[3].

La fauna y los ecosistemas existentes en el Parque han sido también protegidos, utilizando para ello una división del Parque en tres tipos de zonas que a continuación se detallan:


Zonas A:

Los territorios aquí encuadrados reciben el máximo de protección, primando en estas zonas los objetivos de conservación, investigación y educación especial. Tienen esta categoría los espacios ya declarados como parajes naturales:


Zonas B:

Reciben un nivel intermedio de protección. Aquí se incluyen áreas precisadas de conservación o restauración y que son, o pueden ser, objeto de algún aprovechamiento productivo o recreativo compatibles con los objetivos generales del Parque.

Existen cuatro subzonas:


  • Caños y bordes de los mismos: Es la red de caños existentes dentro del Parque y las franjas de terreno colindantes.
  • Marisma de los Toruños: La marisma natural más importante dentro del Parque, usada por numerosas personas para acceder a la playa de Levante.


  • Enclaves histórico-culturales: serie de lugares de reconocido valor histórico, cultural y etnográfico, necesitados todos de una protección y recuperación para el acervo cultural del Parque. Se incluyen en esta subzona la isla de Sancti Petri, restos de las Batería de Urrutia, varios molinos, edificaciones de defensa y restos de los muelles y varadero del Trocadero.


  • Márgenes de las vías de comunicación: Son tramos longitudinales a lo largo de las carreteras que se hallan afectados por usos marginales.


Zonas C:

Son áreas donde la acción del hombre es más acusada y necesitan de una actuación correctora para cumplir los objetivos del Parque. Comprende cinco subzonas:

  • Salinas y piscifactorías: Las salinas como actividad económica imperante en la zona han dado parte a las piscifactorías. Comprenden la mayor de la superficie del Parque y de su uso se esperan importantes beneficios económicos para la zona.
  • Fangales: Son utilizados intensamente con fines de marisqueo.
  • Áreas de uso potencial didáctico-recreativo: Son una serie de enclaves muy degradados por la acción humana que requieren prontas medidas de restauración y adecuación.
  • Playas: Las situadas en el entorno del Parque son las de Camposoto y el Castillo (San Fernando), la Cachucha (Puerto Real) y la playa de Levante (El Puerto de Santa María).
  • Pinar de La Algaida: La principal masa arbolada del Parque, junto a las existentes en el Coto de la Isleta y en la Península de los Toruños, donde aún quedan restos de bosquetes de pinos carrascos y piñonero y sabinas. El Pinar de la Algaida se encuentra a escasa distancia de Puerto Real, Cádiz y El Puerto de Santa María.

La Administración y Gestión del Parque Natural de la Bahía de Cádiz recae en la Junta de Andalucía, quien delega sus competencias en la Consejería de Medio Ambiente. De igual forma, existe un órgano colegiado de participación que es la Junta Rectora del Parque Natural Bahía de Cádiz, con funciones de coordinación de las Administraciones Públicas y colaboración ciudadana en la conservación del espacio protegido.


Recursos económicos

Tanto el Parque como en sus entorno más próximos, las actividades económicas están marcadas por la proximidad del mar.

Salinas

Salina en el Parque Natural, en el término municipal de Chiclana de la Frontera.

Las salinas configuran la imagen predominante de la Bahía. La producción de sal la encontramos en los cinco términos municipales que conforman el Parque Natural. Sin embargo, la productividad de estas salinas ha descendido a causa de la crisis del sector y la gran competencia existente. Muchas de ellas se encuentran en estado de abandono, con el consiguiente deterioro físico y ambiental que ello supone.

Estas salinas se hallan actualmente reconvertidas en su mayor parte a la acuicultura. Son terrenos marismeños transformados en un conjunto de canales y extensas superficies de escasa profundidad, en las que se controla el paso del agua mareal y se favorece la progresiva evaporación del agua para la extracción de la sal.

Acuicultura

A las marismas y salinas de la Bahía se les supone una elevada productividad natural, puesto que siempre ha sido un hecho cierto que con el régimen normal de operaciones para fabricar la sal se obtienen importantes cantidades de pescado en los esteros a partir de los organismos-presa que el medio produce de forma natural.

Además, se está comprobando que las salinas tienen un elevado potencial biológico artificial como se deduce de las considerables producciones de peces, crustáceos y moluscos que se obtienen con los avances tecnológicos (alevinaje forzado, alimentación con pienso, estanques acondicionados, bombeo de agua, etc.) introducidos en los últimos años en el aprovechamiento acuícola de estas zonas.

El marisqueo

Los fangos de la zona intermareal de los caños de la marisma albergan una fauna característica, no muy rica en especies, pero sí muy importante. Algunas de las especies que la integran tienen interés comercial, ya que son aprovechadas como cebo para la pesca deportiva (gusanas, camarones, cangrejos, etc.) o como ingredientes de platos típicos de la gastronomía gaditana (almejas, cañaíllas, etc.).

Turismo

En los últimos años el impulso que ha recibido el sector turístico en la Bahía de Cádiz ha sido espectacular, fundamentalmente en los municipios de El Puerto de Santa María, Cádiz y Chiclana de la Frontera.

Se ha montado una infraestructura en torno al ocio y al divertimento del turismo, básicamente estival, con instalaciones deportivas, náuticas o simplemente lúdicas. Últimamente han ido aumentando considerablemente las plazas hosteleras entre los tres núcleos urbanos relacionados.

El éxito de esta aglomeración turística está, sin lugar a dudas, en lo magnífico de las playas de la comarca. Playas de arenas blancas y de gran calidad, con fabulosas instalaciones que hacen que el turista no eche de menos ninguna de las comodidades en las que se le ocurra pensar.

Ante esta avalancha de turistas cabe el peligro de que una incontrolada utilización del suelo y del entorno podría causar daños irreparables dentro del Parque Natural.

El medio físico

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Historia geológica

El complejo marismeño de la Bahía de Cádiz, está asociado a la desembocadura del río Guadalete y su derivación, el río San Pedro. El dilatado proceso sedimentario que ha formado las marismas podría sintetizasrse en las palabras de Eduardo Benot en 1885:

"...lo que con el transcurso de los siglos ha venido a constituir la Bahía gaditana, fue en la época cuaternaria un diminuto archipiélago, cuyos peñones principales eran los que hoy sirven de asiento al castillo de San Sebastián, a Cádiz, a Torregorda, al castillo de Sancti-Petri, al Cerro de los Mártires, a San Fernando y a Matagorda. Los barros del Guadalete, depositándose entre los islotes, los soldaron entre sí, formando la Isla de León y además construyeron con el tiempo las marismas, convertidas hoy en salinas...".[4]

El Plioceno aflora en la isla de Sancti Petri y en las ciudades de El Puerto de Santa María, San Fernando, Cádiz, Chiclana de la Frontera y Puerto Real. Los materiales propios de este período consisten en arcillas arenosas, calizas toscas y, como clara influencia de su cercanía al mar, caliza ostionera y arenisca conchífera [5].

El relieve

De las características más relevantes del Parque Natural de la Bahía de Cádiz tal vez sea la más acusada su extraordinaria homogeneidad en cuanto a relieve se refiere.

La casi totalidad del Parque se encuentra al nivel del mar, sin que existan cotas dignas de consideración. Hay que recordar que es una zona tan marcada por la influencia del mar, que en muchas ocasiones no se sabe dónde acaba éste y empieza la tierra firme o viceversa.

La influencia de la marea que inunda o abandona canales y marismas no da opción a que ningún pico se eleve sobre la planicie, sólo rota por los caños y la morfología propia de la actividad salinera.

El clima

El clima del litoral gaditano está directamente influenciado por su situación geográfica. Teniendo en cuenta que se encuentra en el sur de la Península Ibérica y que es punto de encuentro entre dos masas de agua de diferentes características (Océano Atlántico y Mediterráneo), no tendremos más remedio que concluir que nos encontramos en un lugar único en el mundo.

Tiene un peculiar régimen de vientos, que afecta a la zona, caracterizado por la omnipresencia del Levante. La climatología que afecta a las marismas y salinas es del tipo mediterráneo semihúmedo, con temperaturas suaves y ausencia de heladas. El perfil prácticamente horizontal del paisaje contribuye a que el paso de los frentes nubosos procedentes del Atlántico se realice con facilidad, favoreciendo la escasez de precipitaciones.

Por otra parte, las formaciones montañosas de la provincia de Cádiz y del norte de Marruecos repercuten en la dirección y fuerza de los vientos. El predominio de los vientos del eje direccional este-oeste [6] y su alternancia, influyen decisivamente sobre la humedad relativa de la zona.

Precipitaciones

El régimen de lluvias aumenta de este a oeste y de norte a sur. En la zona las precipitaciones son escasas e irregulares. El período en el que más llueve es el que abarca desde noviembre hasta febrero, con una media anual de 605,6 l/m2. El número total medio de días de lluvia es de 77 días al año.

Humedad relativa

La humedad relativa del aire es muy elevada, como consecuencia de la proximidad del mar. El valor promedio anual es del 72%.

Temperaturas

Las temperaturas medias oscilan entre los 12,7ºC en enero y los 24,5ºC en agosto, siendo la media de 18,1ºC. Los valores mínimo y máximo absolutos son de 1,5ºC (diciembre de 1962) y 43ºC (agosto de 1982).

Insolación

La cantidad media de horas de sol es de 3062,7 h, una de las más altas de Europa, con valores extremos medios de 170,2 h en diciembre y 362,1 h en julio.

Vientos

El viento es uno de los factores climáticos más característicos de la zona, ya que su presencia es prácticamente constante. Se aprecia predomino en los de la dirección este-oeste. El viento de poniente es el más frecuente de abril a agosto, mientras que el resto del año predominan los vientos de componente este (levante).

Hidrología

Las formaciones más llamativas desde un punto de vista hidrológico, las podemos clasificar en:

  • El entorno marino: comprende la zona de la bahía ocupada de modo permanente por las turbias aguas del océano con una elevada productividad biológica que albergan diversas especies de aves, peces y moluscos.
  • Las planicies intermareales: zona de contacto entre las aguas de la bahía y las marismas, salinas y cordones arenosos que la bordean. Son superficies amplias sometidas a emersión e inmersión diaria por acción de las mareas. La riqueza en nutrientes de sus fangos, hace de estas planicies áreas importantes para la fauna ypara la economía de los habitantes.
  • Las marismas y salinas: Las marismas son superficies planas recorridas por cauces fluviales. La forman depósitos de los ríos y están sometidas a la acción mareal, que las inundan en mayor o menor medida. Aunque la mayoría están actualmente trasnformadas en salinas, existen dos áreas marismeñas cuyo nivel de transformación no es muy alto (Parajes Naturales de la Isla del Trocadero y las Marismas de Sancti Petri. Las salinas ocupan una buena parte de las antiguas marismas y, actualmente, la mayoría han sido reconvertidas a la explotación acuícola.
  • Red de caños: Son las vías por donde entran y salen de las marismas las aguas mareales. Se extienden formando una red que comunica las marismas y las salinas entre sí y con las aguas de la bahía.
  • Charcas temporales: Existen también algunas charcas de carácter temporal originadas por las lluvias ocasionales y que, debido a la abundancia de éstas en determinadas ocasiones, se convierten en refugio de algunas aves acuáticas que las abandonan cuando se secan.
  • Cauces fluviales: Pertenecen íntegramente a la cuenca del Guadalete, incluida en el sector suroccidental de la Cuenca Hidrográfica del Guadalquivir. Esta red está formada por un conjunto de ríos, arroyos y caños que atraviesan las marismas y las salinas para desembocar en el océano Atlántico. Los de mayor entidad son el río Guadalete, el río San Pedro y caño de Sancti Petri (los dos últimos, antiguos brazos del primero). Entre los caños secundarios, los más importantes son el río Arillo, el caño Trocadero, el del Águila, Zurraque, Carboneros, etc.

Ecosistemas

Caños

Vista del Caño de Sancti Petri, próximo a San Fernando, con la ciudad de Chiclana de la Frontera al fondo.

El Parque se halla inundado por completo por un entramado de caños, resultado del proceso de colmatación del antiguo estuario del río Guadalete.

El río San Pedro, los caños de Sancti Petri, Trocadero, Herrera, Zurraque, Carboneros, forman un laberinto de cursos de agua que sirven de vía de conexión entre los distintos ecosistemas y, a su vez, transforman el paisaje en función de su evolución mareal. De todos ellos, el más importante es el caño de Sancti Petri.

Se extiende el caño de Sancti Petri a lo largo de dieciocho kilómetros desde su boca en la bahía hasta la atlántica. La segunda, más amplia, está orientada hacia el sur a causa del fuerte desarrollo de una barra arenosa (Punta del Boquerón) y frente a la cual se eleva un promontorio, a modo de barra que es el Islote de Sancti Petri, de tanta importancia histórica y arqueológica.

Aquí, pues, entre la citada Punta del Boquerón y la Punta de las Piedras termina este caño que discurre con dirección norte y noreste. En la mayor parte de su recorrido recibe o da sus aportes acuáticos (según el flujo mareal) a una densa red de pequeños caños que penetran hasta los últimos rincones de ese ámbito de marismas.

Su conservación se hace tanto más importante por cuanto son generadores de la elevada diversidad biológica del Parque, que es la base de una importante fuente de recursos para los habitantes de la zona, que marisquean en sus fangos o pescan en sus aguas.

Marismas naturales

Hay tres grandes núcleos marismeños en el Parque, que son las marismas de los Toruños (El Puerto de Santa María), el Trocadero y saco interno de la bahía (Puerto Real) y Sancti Petri (Chiclana de la Frontera).

Las marismas mareales son superficies planas constituidas por aportes de sedimentos fluviales y marinos, recorridas por una compleja red de caños y sometidas al régimen de oscilación de las mareas. La alta salinidad de su suelo es debida a un aporte continuo de nutrientes junto a una elevada insolación.

Playas y dunas

Las playas son formaciones arenosas generadas en costas de pendiente suave por la acción combinada del oleaje, las mareas y las corrientes de deriva.

Las principales playas y dunas costeras del Parque se encuentran en la Playa de Levante y en la barra arenosa de Camposoto-Punta del Boquerón.

En las playas hay tres zonas bien diferenciadas: una siempre sumergida, otra periódicamente sumergida (cuando sube la marea) y otra siempre emergida. En esta última es donde se forman las dunas, acumulaciones de arena producidas por la acción del viento, que se caracterizan por su inestabilidad y por soportar altos niveles de salinidad e insolación.

Pinares costeros

En una zona tan ligada al mar, hasta las áreas forestales tienen su sentido y su razón de ser. Los tres núcleos representantes, que no representativos, del Parque en este aspecto forestal son bosques de repoblación, asentados sobre terrenos arenosos con el fin de frenar el avance de las dunas litorales.

Se encuentran situados en el Pinar de La Algaida, el Coto de la Isleta y unos pequeños rodales en la Marisma de los Toruños.

El pino piñonero, símbolo de la foresta costera, es la especie arbórea dominante, aunque suele estar acompañado de un sotobosque formado por retama, sabina, lentisco, coscoja, etc., y sus habitantes habituales suelen ser los reptiles, como el camaleón, aves y pequeños mamíferos.

Marismas transformadas. Cultivos acuícolas

La crisis de la actividad salinera y el descenso de las capturas en la pesca tradicional ha llevado a muchas salinas abandonadas a ser utilizadas para la cría de especies acuáticas. Para ello, en algunos casos, ha habido que modificar el paisaje típico salinero profundizando en los diversos estanques y eliminando los muros (donde tradicionalmente se refugiaban las aves para descansar y criar a sus polluelos). Del mismo modo, el agua que corre por algunos caños está bastante más degradada por la aportación de piensos artificiales en algunas de estas instalaciones.

Marismas transformadas. Salinas

Fueron y son todo un símbolo y una forma de vida de las gentes de la bahía. Constituyen una transformación de la marisma mareal para que penetre, de forma controlada, el agua del mar por un circuito de compartimentos por los que va pasando, por diferencias de nivel, hasta que alcanza los cristalizadores, donde la sal es depositada.

El origen de estas peculiares formaciones se remonta a la época neolítica y tuvo su principal auge durante el siglo pasado. contabilizándose hasta casi centenar y medio de salinas en producción. Hoy, con la crisis existente en el sector, apenas sí funcionan media docena.

Vegetación

La vegetación viene determinada por dos factores capitales: tipo de suelo y clima.

Planicies intermareales

Estas áreas, muy ricas en nutrientes, son colonizadas por especies muy productivas que posibilitan un rápido crecimiento vegetal y, por tanto, una pronta estabilización de los fangos. Son características en ellas las praderas de Broza (Zostera noltii), planta marina que habita aguas muy salinas. Se localiza en las planicies fangosas y en los bordes de los fangos de reciente deposición.

Las algas características de la zona son Breza (Enteromorpha linza), Lechugueta (Ulva lactuca) y Breza (Codium tomentosum), que suelen utilizar como soporte la anteriormente citada Zostera noltii.

Marisma

  • Marisma baja: La secuencia de vegetación que se produce se inicia con Espartina (Spartina marítima). A medida que aumenta la altitud y la estabilización del suelo, encontramos a la Armajo (Sarcocornia perennis), de hojas crasas y pequeñas. El alga dominante es la Pelillo (Enteromorpha linza).
  • Marisma media: Tan solo reseñar que la Armajo (Sarcoconia fruticosa) sustituye a la Sapina (Salicornia perennis) y que comienzan a verse las especies características de la marisma alta.
  • Marisma alta: La especie característica es el Almajo (Arthrocnemum macrostachyum). Otras especies vegetales de la marisma alta son el Salado (Limoniastrum monospetalum), que forma matas que pueden llegar hasta un metro y medio de altura; Hierba del cólico (Inula crithmoides), Saladillo (Suaeda splendens), Limonium algarvense y Limonium ferulacem. Si bien esta parte de la marisma es la más estable, cabe reseñar que presenta una fuerte limitación ambiental, como es el alto grado de salinidad del sustrato.

Orillas de los caños

Desde las partes más bajas a la, más altas vamos encontrando Spartina marítima, Sarcocornia perennis, Sarcocornia fruticosa, Halimione portulacoides e Inula crithmoides.

Salinas

Sus muros tienen una vegetación parecida a la de las orillas de los caños, con añadidura de Arthrocnemum macrostachyum, Salsola vermiculata, Limoniastrum monopetalum y un pastizal donde predominan las especies ruderales y otras características de suelos salinos en su fase terminal.

Ecotono marisma-dunas

Supone el paso de los ecosistemas marismeños a los típicamente terrestres, por lo que los suelos que encontramos tienen una textura variable (gruesa y fina) y una concentración salina menor como consecuencia de su nula dependencia de la marea y del lavado a que los somete el agua de lluvia.

En suelos de textura arenosa encontramos Ophrys scolopax y Anemone palmata.

En suelos profundos y húmedos, un pastizal de gramíneas con Rostraria (Lophochloa cristata). Cebadilla (Hordeum marinum), Polypogon, Cola de zorro (Plantago lagopus), Estrella (Plantago coronopus) y Bulbosa, mientras que en las zonas de matorral más aclarado: Vara de San José (Asphodelus spp), Jacinto estrellado (Scilla peruviana), Cebolla albarrama (Urginea maritima), Cebollinos (Allium palens) y Leucojum trichophillum y en las isletas arenosas es frecuente la Retama (Retama monosperma), y Bufalaga (Thymelaea hirsuta).

Mención aparte merecen las áreas en las que el drenaje de las agua, no se produce, por lo que se forman. por un lado cubetas con un grado de salinidad tan enorme que la vida vegetal no tiene cabida: por el otro se crean pequeñas lagunas encharcadas por las aguas pluviales, en cuyas orillas abundan Juncus maritimus y Schoenus nigricans, y en la zona inundada Scirpus maritimus y Ranunculus spp.

Las areas próximas a las carreteras están colonizadas por especies ruderales como Retama (Retama monosperma) y Taraje (Tamarix gallica).

Playas y sistemas dunares

En las dunas embrionarias encontramos especies duras y resistentes, como Salsola kali y Cakile maritima, y a continuación gramíneas perennes como Elymus farctus y Ammophila arenaria que van fijando la arena.

Una vez formadas. las dunas primarias son colonizadas por Malconia (Malcomia littorea), o el típico cardo marino (Eryngium maritimum) y Cuernecillo de mar (Lotus creticus), y ya hacia el interior aparecen las dunas secundarias con Manzanilla (Helichrysum picardi). Asso (Artemisia crithenifolia) y Retama (Retama monosperma).

Pinar

El Pino piñonero (Pinus pinea), que se asienta sobre depósitos arenosos, es el habitante natural de los pinares del Parque. Junto a él, el sotobosque característico de los pinares costeros con Lentisco (Pistacia lentiscus), Bufalaga marina (Thymelaea hirsuta), Retama (Retama monosperma), y en menor proporción, Espino cambrón (Rhamnus lycioides), Coscoja (Quercus coccifera), Daguarzo morisco (Cistus salvifolius), Palmito (Chamaerops humilis), Acebuche (Olea europaea), Labiérnago (Phillyrea angustifolia), Esparraguera blanca (Asparagus albus). En una pequeña zona de la Marisma de Los Toruños podemos encontrar algunos ejemplares de Pino carrasco (Pinus halepensis).

Especies amenazadas

La riqueza de vegetación en este parque natural se refleja en las especies en peligro de extinción, muchas de ellas endémicas.

  • Hymenostemma pseudoanthemis. Vive sobre arenales de origen marino.
  • Armeria gaditana Boiss. Colonizadora de depresiones arenosas húmedas y bordes de marismas.
  • Armeria macrophylla Boiss. Propia de sotobosques de alcornocales y pinos costeros.
  • Centaurea aspera L.. Sotobosque de alcornocales y pinares sobre arena.
  • Crepis erythia Pau. En arenales marítimos.
  • Frankenia boissieri Reut. En marismas, saladares marítimos, arenales y dunas.
  • Scilla odorata Link. Se encuentra en playas. arenales y marismas.
  • Thymus albicans Hoffmanns. Tiene como hábitat el matorral sobre suelos arenosos en el sotobosque de alcornocales y pinares.
  • Verbascum pseudocreticum. Suelos arenosos del litoral, en la actualidad una pequeña porción, frente a la amplia extensión que ocupaban antaño.
  • Halopelis amplexicaulis. Marismas del Parque. La única población localizada se halla en una pequeña zona muy salina.

Fauna

La variedad de ecosistemas presentes en la bahía da como resultado una enorme gama de vida animal habitante del Parque. Al ser un punto de paso obligado en la ruta de las aves migratorias, el entorno natural se ve favorecido por la presencia de flamencos, aves limícolas, así como la más importante colonia de charrancitos de España.

Anélidos

Cabe destacar Marphysa sanguinea, Diopatra neapolitana y entre los poliquetos neriformes a Nereis diversicolor. Esta última especie constituye, junto con Capitella capitata y Streblospio shrubsolii, más del 90% de la densidad y biomasa totales de macroinvertebrados en la mayoría de los esteros considerados como tradicionales.

Equinodermos y cnidarios

Los equinodermos más comunes son la estrella de mar (Asterina gibbosa), el erizo de mar (Paracentrotus lividus) y la holoturia (Holoturia forskali). Dentro de los cnidarios destaca la actinia roja (Actinia equina).

Artrópodos

Entre los crustáceos más abundantes destacan el camarón (Palaemon varians, P. elegans), la coñeta (Carcinus maenas) y la boca de la Isla (Uca tangeri), apareciendo en menor medida el cangrejo moro (Eriphia verrucosa), la nécora (Liocarcinus arcuatus) y la cigalita (Upogebia deltaura). Entre los Quironómidos, destacan Chironomus salinarius, común habitante de aguas muy contaminadas, y Halocladius varians, adaptado a altas concentraciones salinas. En las salinas cabe mencionar al crustáceo Artemia salina por su abundancia e importancia.

Los crustáceos más característicos de las aguas temporales dulces de “La Vega”, pertenecen al grupo de los Branchiopodos, identificándose especies que se pensaba no eran usuales del sur peninsular, como el anostráceo Tanymastix stagnalis. Otro anostráceo que se encuentra en este sistema es Streptocephalus torvicornis, de gran tamaño, que convive con el notostráceo de aspecto "prehistórico" Triops cancriformis, con llamativos crustáceos del grupo de los Spinicaudata y con innumerables cladóceros.

Moluscos

Entre los moluscos destacan la coquina de fango (Scrobicularia plana), coquina de arena (Donax trunculus), la chirla (Chamelea gallina), la lapa (Patella vulgata), el berberecho (Cerastoderma edule), el verdigón (C. glaucum), los ostiones (Cassostrea angulata), el muergo (Ensis siliqua), la navaja (Solen marginatus), la cañailla (Murex brandaris), el burgaillo (Monodonta turbinata) y las almejas (Venerupis pullastra, Tapes decussatus, T. aureus, Glycimeris gaditanus, Venus verrucosa).

Peces

Los peces son en su mayoría especies marino-dependientes, que pasan algunas fases de su ciclo vital en la marisma, pero que retornan al mar para la vida adulta. Se reproducen cerca de la costa (aunque fuera de la bahía), ponen huevos planctónicos y utilizan los caños de la marisma como zona de cría de sus juveniles entrando en los esteros en un estado de desarrollo somático poco avanzado, generalmente en fase de postlarva. Sólo algunos peces como el pejerrey (Atherina boyeri), el perrillo (Pomatoschistus microps) y la piraña (Fundulus heteroclitus) pueden considerarse especies sedentarias.

La ictiofauna natural de estados juveniles presente en los caños de las salinas de la bahía de Cádiz está constituida por, al menos, 48 especies de Teleósteos. La ictiofauna de los esteros es parecida a la de los caños, al ser arrastrados los peces a los esteros por las corrientes de marea. Las especies mayoritarias que constituyen casi el 100% de la población íctica en densidad y biomasa son la liseta (Chelon labrosus), alburejo (Liza aurata), alburillo (Liza ramada), zorreja (Liza saliens), serranillo (Mugil cephalus), dorada (Sparus aurata), robalo (Dicentratus labrax), baila (Dicentratus punctatus), anguila (Anguilla anguilla), lenguado (Solea senegalensis), pejerrey y piraña.

Entre los peces de río cabe destacar la presencia de la boga (Chondrostoma polylepis), la colmilleja (Cobitis taenia) y el fartet (Aphanius iberus).

Aves

Grupo de flamencos en el Parque, con la ciudad de San Fernando al fondo.

En la Bahía de Cádiz se identifican más de 60.000 aves correspondientes a 58 especies de aves no paseriformes. Por su importancia en el contexto europeo y en la vía de vuelo del Atlántico Este destacan las aves limícolas con más de 25.000 ejemplares. Por otra parte, la población reproductora asciende a casi más de 3.000 parejas de 12 especies, siendo las gaviotas, límicolas y estérnidos los principales grupos y las principales especies, con más de un centenar de parejas reproductoras, la gaviota patiamarilla (Larus cachinnans), el chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus), la avoceta común (Recurvirostra avosetta), la cigüeñuela común (Himantopus himantopus) y el charrancito común (Sterna albifrons).

Espátulas, en el Paseo Marítilo del Centro Comercial Bahía Sur, en el Caño Herrera de San Fernando.

También destacan otras aves litorales como los correlimos (Calidris alba y C. alpina), chorlitejos (Charadrius hiaticula), chorlitos (Pluvialis squatarola), agujas (Limosa limosa y Limosa lapponica), archibebes (Tringa totanus), silbones (Anas penelope), negrones (Melanitta nigra), serretas (Mergus serrator), tarros blancos (Tadorna tadorna), gaviota reidora (Larus rudibundus), gaviota sombría (L. fuscus), gaviota cabecinegra (L. melanocephalus), gaviota de Audouin (L. audouinii), cigüeñas (Ciconia ciconia), garzas (Ardea cinerea, Egretta garzetta), flamenco común (Phoenicopterus ruber), espátula común (Platalea leucorodia) o cormorán grande (Phalacrocorax carbo).

Con independencia de la avifauna estrictamente litoral, también se observan otras especies como son el petirrojo (Erithacus rubecula), el colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), el mirlo común (Turdus merula), el buitrón (Cisticola juncidis), el ruiseñor bastardo (Cettia cetti), las currucas (Sylvia atricapilla, S. melanocephala), el herrerillo común (Parus caeruleus), el pinzón común (Fringilla coelebs), el martín pescador (Alcedo atthis), el alcaraván común (Burhinus oedicnemus), el zarapito real (Numenius arquata) o el verdecillo (Serinus serinus). Entre las rapaces presentes destacan las nocturnas como el pequeño autillo, el mochuelo común, lechuza y búho chico y las diurnas como el cernícalo vulgar, el ratonero común y el águila pescadora (Pandion haliaetus).

Reptiles y anfibios

Los reptiles se localizan principalmente en las zonas interiores del Parque Natural como en el Pinar de la Algaida, donde no es raro observar al camaleón (Chamaeleo chamaeleon), cuya distribución está restringida a pequeños áreas de la provincia. También puede observarse en las zonas de borde con la marisma, donde se localizan importantes poblaciones. Entre el pinar-sabinar es también probable encontrar al lagarto ocelado (Lacerta lepida), la lagartija colirroja (Acanthodactylus erythrurus), la culebra bastarda (Malpolon monspessulanus), la culebra de escalera (Elaphe scalaris) o la salamanquesa común (Tarentola mauritanica). En las zonas húmedas de influencia fluvial destaca el galápago leproso (Mauremys leprosa) y en las de influencia marina la tortuga boba (Caretta caretta).

Entre los anfibios destacan el gallipato (Pleurodeles waltl), el sapillo pintojo (Discoglosus galganoi) y la rana común (Rana perezi). La charca de la Vega es de gran importancia para la reproducción de anfibios como el sapo de espuelas (Pelobates cultripes) o el sapo corredor (Bufo calamita).

Mamíferos

Los mamíferos se encuentran principalmente en los pinares y destacan el erizo europeo occidental (Erinaceus europaeus), el lirón careto (Eliomys quercinus), el conejo de monte (Oryctolagus cuniculus), el ratón casero (Mus musculus) y de campo (Apodemus sylvaticus) y la rata común (Ratus norvegicus). No obstante, en las zonas húmedas de influencia fluvial cabe destacar la nutria (Lutra lutra).

Especies de fauna amenazada

El ámbito del Parque Natural alberga distintas especies de fauna silvestre amenazada, de entre las que cabe destacar la cigüeña negra (Ciconia nigra) y el fartet por ser especies catalogadas “en peligro de extinción” por el Catálogo Andaluz de Especies Amenazadas creado por la Ley 8/2003, de 28 de octubre, de la flora y fauna silvestre.

Notas

  1. Flecha arenosa que contiene un valioso retamal marítimo, unas marismas sin apenas transformación y restos de instalaciones militares de la Edad Moderna.
  2. Agencia del Medio Ambiente.
  3. Cultivos marinos en antiguas salinas, ya en desuso.
  4. Tomado de su obra Memoria sobre la limpia de la bahía de Cádiz y con más especialidad del caño del arsenal. Cádiz, 1885 (Imp. de Federico Joly).
  5. Este conglomerado contiene abundancia de Ostrea, Cardium, Patela y otra multitud de conchas marinas aglutinadas con arenas gruesas y cantos rodados cuarzosos que, en ocasiones, alcanzan el tamaño de una nuez. Las arcillas son de color pardo o rojizo con manchas verdosas, y suelen contener núcleos calizos que, a primera vista, pueden parecer huesos fósiles de mamíferos.
  6. El Levante, que es un viento seco, y el Poniente, que es un viento húmedo.

Bibliografía

  • Eduardo Benot y Rodríguez: Memoria sobre la limpia de la bahía de Cádiz y con más especialidad del caño del arsenal. Cádiz, 1885 (Imp. de Federico Joly).
  • J. M. Barragán Muñoz: Estudios para la ordenación, planificación y gestión integrada de las zonas húmedas de la Bahía de Cádiz. Barcelona. 1996.
  • Pedro Payán Sotomayor: El léxico de las salinas. Ed. Caja de Ahorros de Cádiz.
  • V.V.A.A.: Las marismas de la Bahía de Cádiz.
  • Juan Manuel Suárez Japón: La casa salinera de la Bahía de Cádiz. Cádiz. 1989.
  • Juan Tébar Carrera: Las aves de la Bahía de Cádiz. 1998.
  • Manuel Colón Díaz. Fernando Díaz del Olmo: Guía Naturalista de la Provincia de Cádiz. Diputación de Cádiz.
  • Agencia del Medio Ambiente de Andalucía: Plan rector de uso y gestión del Parque Natural Bahía de Cádiz.
  • Agencia del Medio Ambiente de Andalucía: Plan de ordenación de los recursos naturales del Parque Natural Bahía de Cádiz.





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