Rafael Ortega
Rafael Ortega (1921-1997), el único matador de toros al que los historiadores y aficionados reconocen heredero de Manolete en el trono de la interpretación de la suerte suprema. Fue Rafael Ortega un torero al que los años aumentaron el crédito no de sus formidables estocadas, sino de la pureza y verdad de su toreo.
Nacido el 4 de julio de 1921 en la Isla de San Fernando, tomó la alternativa en Las Ventas de Madrid el 1 de octubre de 1949, de manos de Manolo González y actuando de testigo Manuel dos Santos, con ganado de don Felipe Bartolomé. Sus éxitos rotundos acompañaron sus cornadas sin alivio. Fue de los poquísimos toreros que en la historia han cortado en dos ocasiones, en el transcurso de tan sólo cuatro años, dos orejas y el rabo en la Maestranza de Sevilla. Fue también de los pocos a los que una cogida ha obligado a dejar de torear. El 25 de mayo de 1967, de nuevo en Las Ventas, cuajó la faena que en el decir de muchos aficionados ha sido una de las más puras y magistrales realizadas en ese coso. La decisión de Curro Romero, compañero de cartel, de no matar un toro de Cortijoliva que decía toreado ocupó todos los titulares de la prensa del día siguiente que no hicieron mención a su hazaña.
"Su secreto, escribe el crítico Carlos Abella —espectador esa tarde—, como el de los grandes toreros, no era otro que cargar la suerte, adelantar los engaños y hacer sentir al descansar el peso del cuerpo y de su torería en la pierna contraria, aquella que fuerza y mide la salida del toro. De ahí la multiplicidad de percances".
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