Lucio Cornelio Balbo "El Mayor"
El gaditano Lucio Cornelio Balbo, conocido como Balbo el Mayor, alcanzó los más altos puestos durante el Imperio Romano siendo el primer extranjero que llegó a ser cónsul de Roma en el año 40 adC.
Desde que los romanos en sus guerras con los cartagineses conquistaron Andalucía entre los años 211 adC que entran en Cástulo (Linares), y el 207 adC que toman Gades, el antiguo reino de Tartessos pasa de la alegría por la expulsión de los ocupantes cartagineses, a la constatación de que los romanos no eran libertadores sino nuevos amos que pretenden las ricas minas y campos de nuestra tierra. Así se produce el levantamiento en el año 197 adC que duraría hasta que el general Catón con nuevas legiones acabara con la resistencia andaluza en el 194 adC, y desde la pretura de Tiberio Graco en el 179 adC ya no se conocen más problemas romanos en Andalucía.
Convertida en la provincia Hispania Ulterior, y luego durante César Augusto en la Bética, ésta destacará pronto dentro del mundo romano por sus aportaciones materiales y humanas al Imperio.
Balbo, nació en Gades (hoy Cádiz), en el año 97 adC, miembro de una poderosa familia de origen fenicio enriquecida por el comercio.
Durante la guerra sertoriana (80 adC-71 adC), Gades y con ella Balbo, se puso al lado de la legalidad vigente de Metelo frente a la oposición demócrata de Sertorio. Cuando Pompeyo se hace cargo del ejército republicano en el año 76 adC, Balbo se une a él, y poco después obtiene la ciudadanía romana extensible a toda su familia gracias a la Lex Gellia Cornelia, (72 adC), tomando Balbo el gentilicio romano de Cornelio, siendo admitido entonces en la Orden Ecuestre, donde se reunían los miembros más poderosos de la sociedad romana.
Su encuentro con Cayo Julio César que vino a la Bética como cuestor en el 69 adC, sería crucial para su futuro ya que se convierte en consejero y amigo del futuro dictador, confirmada con el regreso de César a la Bética, ahora como propretor de la Hispania Ulterior en el año 61 adC, proporcionando Gades un gran apoyo a la flota romana en su campaña de Lusitania, donde Balbo ya era praefectus fabrum u oficial de la plana mayor de César.
En el 60 adC, Balbo ya aparece en Roma como hombre de confianza de Julio César, y contribuyendo al acuerdo que facilitó el triunvirato entre César, Pompeyo y Craso. En esta época conoce a Cicerón, y el historiador Teófanes de Mitilene, protegido de Pompeyo, lo protege y apoya. En el 59 adC marcha junto a César a su campaña de las Galias siendo su enlace con Roma adonde viajaba continuamente para mantener informado a César de los acontecimientos políticos en la capital. Estos años de trabajo duro, de financiar con su fortuna las campañas romanas, y de creación de un auténtico servicio secreto al servicio de Julio César, le proporcionan un papel fundamental en la política romana del momento, siendo el artífice del pacto entre Pompeyo y César en el año 56 adC (Pacto de Lucca), tanto poder le acarrea problemas con los enemigos de César que le acusan de usurpar la ciudadanía romana abriéndose un proceso en el que fue defendido por Cicerón con su famoso discurso Pro Balbo, tras ser absuelto las relaciones entre César y Pompeyo se deterioraron hasta desembocar en la guerra entre ellos. Derrotados los pompeyanos en Munda (45 adC) César por mediación de Balbo otorgó la ciudadanía romana a todos los gaditanos, y aparece en la historia su sobrino Balbo el Menor, también llamado Lucio Cornelio, que se distinguiráa en el ejército romano. De vuelta a Roma y tras el asesinato de César en marzo del 44 adC, Balbo organizó un partido cesariano en apoyo de Octavio frente a Marco Antonio, cuando ambos llegan a un acuerdo en el año 40 adC, Balbo fue honrado con el consulado, siendo el primer no itálico en conseguirlo. Retirándose poco después de la política activa apoyando a su sobrino Balbo el Menor, sin que se conozca la fecha de su muerte.
Bibliografía
- MORENO ALONSO, Manuel, Historia de Andalucía, ed. Cajasur, 1995.
- RODRÍGUEZ NEILA, Juan Francisco, Confidentes de César. Los Balbos de Cádiz, Madrid, 1996, Sílex ediciones.
Principales editores del artículo
- Manolocadiz (Discusión |contribuciones) [2]