Campiña de Jerez

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Geografía e Historia

Jerez se localiza en una fértil campiña, cerca de los puertos de la bahía gaditana y en una encrucijada de caminos hacia Cádiz, Sevilla, Sanlúcar, Arcos, la Sierra, Medina Sidonia y Algeciras. Riqueza agraria en un extenso término con 25 entidades, vinos famosos, caballos, flamenco, monumentos andalusíes y barrocos. Toda una expresión de lo andaluz que le hace ser conocida mundialmente, sobre todo por el vino.

La Campiña se aproxima al final del Valle del Guadalquivir y es un relleno del antiguo mar con materiales blandos, arcillas, margas y calizas, productores de suelos profundos que retienen abundante humedad, haciéndolos muy aptos para cultivos de algodón, remolacha y, sobre todo, vid en las tierras de albarizas. El yeso es un componente esencial de los viñedos de calidad y, así, en la Champagne de Francia alcanza el 30%, que puede ser el doble en Cognac, pero en Jerez las albarizas llegan al 80%. Y las labores vitícolas se basan en dos grandes operaciones: cavar y abrir bien la tierra para que reciba el agua de invierno y cerrar las grietas con la bina y rebina para guardar la humedad en verano, reflejando esas tierras blancas los rayos solares, mientras las raíces se benefician en esa especie de pozo, donde las arcillas retienen el liquido como esponjas.

Los orígenes

Como en tantos otros lugares, y más en un término tan amplio, hay vestigios de poblamientos antiguos y algunos autores sitúan por aquí la capital de Tartessos. Se habla de una Xera fenicia cerca de las marismas andaluzas (parte de estas tierras son rellenos recientes del Guadalquivir y el Guadalete) y se sabe de la existencia de Asta, próxima a la actual Jerez, conquistada por Julio César, que la constituye en colonia romana. De ahí procede, quizás, el topónimo Asta Regia y se especula sobre un núcleo (Serit o Seret) en la Bética romana. Sin embargo, las primeras noticias históricas aparecen en el 711.

La Xerez islámica

Efectivamente su nombre Xerez, Sherish o Xaris empieza a conocerse con la llegada de Tarik, como en otras urbes béticas, comenzando un largo período de Al-Ándalus, donde Jerez es una plaza y núcleo importante. Jerez, como Sevilla, Granada, Córdoba Málaga, etc., cumple los cánones de una ciudad andalusí. Estaba amurallada con varias puertas, según un recinto que marca el plano hasta fechas recientes y que pervive aún en parte: Alcázar, puertas del Arroyo y de Rota, Ronda del Caracol, Muro, Ancha, Porvera, Larga, plaza del Arenal. En su interior, un dédalo de callejas estrechas, retorcidas, plazuelas, callejones sin salida -existentes aun en el centro-, mezquitas, palacios, alhóndigas y zocos. Y en el exterior, algún arrabal (actuales Santiago y San Miguel), cementerios, lugares públicos, huertos, jardines, almunias o casas de campo. Elementos que subsisten en parte en un legado mucho más amplio. Tras la Reconquista, en el aspecto urbano, mezquitas se convierten en iglesias, se edifican templos y se erigen conventos, como en otras ciudades andaluzas, por la importancia de la población islámica o convertida. En cualquier caso cambia la fisonomía urbana, crecen los arrabales extramuros de Santiago y San Miguel, así como Santo Domingo a lo largo del XVI. A raíz del comercio con América, Jerez, entre los puertos de Sevilla y Cádiz, aumenta la producción en general y la del vino de calidad en particular, especialmente en el XVIII, introduciéndose en las redes, bastante controladas por Reino Unido. Y de la triple denominación Jerez-Xérès-Sherry, en castellano, francés e inglés, ésta última es la más difundida. A mediados del siglo había casi 50 bodegas importantes, muchas de extranjeros (ingleses, irlandeses, franceses, italiano) y a los citados apellidos Cabezas, Rivero y Camacho, se unen los Vergara, Sánchez y López de la Torre, más Murphy, Haurie, Geraldino, Roy, Ricker, Romano, Tagle, Susoiney, Visley, Brickdale, Alenot, Minchacao, Gordon, O´Neale, Garvey y Beigbeder.

Monumentos

La rica historia jerezana da lugar a un no menos rico patrimonio, empezando por el mismo casco antiguo, de origen andalusí, declarado Monumento Histórico Artístico y donde se concentra la mayor parte de esa herencia. De la muralla almohade quedan visibles -pues algunos tramos están incluidos en edificaciones posteriores- algunos vestigios (Ancha, Muro) y la Puerta del Arroyo. En una esquina del recinto se encuentra el Alcázar árabe, también almohade del XII, con varias torres (Octogonal, Homenaje) y una pequeña Mezquita en el interior, bien conservada, con alminar, patio de abluciones, sala de oración y mihrab. Sobre otra mezquita se construye la iglesia de San Dionisio, que guarda notables elementos mudéjares, en la plaza de su nombre, que articula una parte de la urbe islámica, y hoy forma un conjunto histórico artístico con varios edificios, la Torre de la Atalaya o del Reloj de la Vela. Y, sobre todo, el antiguo Cabildo, del XVI, hoy Museo Arqueológico con importantes piezas ibéricas, romanas y árabes, de estilo mudéjar y plateresco, obra del arquitecto jerezano Andrés de Rivera. También presentan rasgos mudéjares las iglesias de San Marcos -que sustituye a una mezquita y tiene un retablo mayor barroco- y San Juan, con algo de Renacimiento. El gótico aparece en algunos edificios tras la conquista castellana, pero el estilo andalusí pervive en el mudéjar; poco en el convento de Santo Domingo, que mantiene uno de sus claustros, y prácticamente nada en Santiago, con interesante portada principal del XV. Al otro extremo -y también en un barrio extramuros refugio de moriscos y perseguidos-, el templo de San Miguel es del gótico florido, pero la portada es barroca y en su interior se contiene un retablo de Martínez Montañés. Y es que, como suele ocurrir en urbes históricas, la mezcla de estilos aparece en muchos edificios de fabricación, reconstrucción o añadidos de distintos momentos. Así, el Renacimiento está presente en monumentos citados; pero existen algunos peculiares, especialmente palacios, lo que viene a reforzar las repercusiones agrarias y comerciales con América, explicando también la relevancia del Barroco andaluz. A destacar, las casas platerescas de Ponce de León y Riquelme y, sobre todo, aunque fuera de la ciudad, el Monasterio de la Cartuja, del XV, a unos cuatro km. del centro y a orillas del Guadalete, en cuyas huertas los monjes criaron unos caballos excelentes, la raza cartujana, precedente del caballo andaluz. Es declarado monumento artístico y cuenta con dos grandes portadas, una barroca y otra renacentista, del citado jerezano Rivera. También la Catedral (antes de la creación de la diócesis, en 1980, iglesia colegial del Salvador) combina la estructura gótica con elementos renacentistas, barrocos y neoclásicos.

Turismo: caballos, bodegas y flamenco

Este título parece un reclamo turístico de lo más andaluz, pero es que en Jerez eso está muy presente. Como ya se ha apuntado, aquí nacen los caballos cartujanos, consolidados mediante cruces desde el XV, pero existentes ya en la época andalusí. La impronta de este animal en la ciudad es notable: nombre de plazas, efigies, Semana del caballo desde 1954, Feria del Caballo, distintas manifestaciones hípicas y, desde 1973, la Escuela Andaluza de Arte Ecuestre, fundada en 1973 por Álvaro Domecq, donde puede contemplarse el espectáculo Así bailan los caballos andaluces.

El vino y las bodegas son pieza fundamental en la economía y la expansión urbana, pero también encierra una dimensión de ocio y turismo con la modernización y decoración de las instalaciones -verdaderas catedrales donde nacen y envejecen los vinos en silencio-, muy visitadas y con espacios de celebraciones. Sobre el flamenco, ya se apuntaba que Jerez es una de las cunas de esta manifestación cultural andaluza, sobre todo en los barrios de Santiago y San Miguel, origen de la bulería. Podrían citarse muchos nombres, algunos incluidos en la toponimia callejera: Manuel Molina, creador de la seguiriya, el loco Mateo, Paco el de la Luz, Diego Monge, Manuel Torre, Terremoto, Tío Borrico, el Mamujo, Tía Anica, la Paquera, Sordera y otros más recientes, como Mercé, el Pipa o Moraíto. Y en el mismo corazón de Santiago está el Centro Andaluz de Flamenco, con modernos sistemas audiovisuales, biblioteca, fonoteca, etc. En 2005 se pone en marcha un proyecto de Ciudad del Flamenco, y se programan en la ciudad ciclos flamencos, sobre todo el Festival Internacional y la Fiesta de la Bulería. No son estas las únicas celebraciones jerezanas, sino que hay una Semana Santa, de plenas características andaluzas, y las fiestas de la Vendimia y la Merced, patrona de la ciudad. Recientemente, Jerez salta al mundo deportivo desde la construcción del Circuito Permanente de Velocidad, donde se realizan importantes pruebas como el Campeonato mundial de Motociclismo. Otros atractivos son la gastronomía, mezcla de mar e interior, el tapeo, el Zoobotánico y el ser la puerta de las rutas del Toro y de los Pueblos Blancos.

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