Conjunto Histórico de Jimena de la Frontera

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El Conjunto Histórico de Jimena de la Frontera tiene ampliamente justificada su declaración como Bien de Interés Cultural por los valores históricos, artísticos, urbanísticos y arquitectónicos que aún conserva.

La posición estratégica de su castillo, de los siglos XIII y XIV, declarado monumento histórico-artístico en 1931, favoreció la creación de un núcleo urbano que se ha mantenido desde su formación, con calles estrechas, manzanas irregulares y plazuelas.

Conjunto Histórico de Jimena de la Frontera

Destaca la presencia de importantes edificios, como la iglesia de la Santa Misericordia-Santa María la Coronada (antiguo convento de la Victoria y antigua iglesia de Santa Ana), del siglo XVI y la primitiva iglesia de San Sebastián o de Santa María Coronada, probablemente construida en el siglo XVII, de la que únicamente se conserva su torre en la plaza de la Constitución.

A estas dos construcciones hay que añadir una serie de edificaciones domésticas de los siglos XVIII y XIX y sobre todo una arquitectura de formas populares con una serie de características tipológicas propias: límite de altura, sobrado, cubierta de teja árabe, patios y corrales como ejes de distribución interior y sobriedad ornamental.

El primer asentamiento conocido puede situarse en una población denominada Oba, en el actual término municipal, con un posible origen prerromano. Confirmada su existencia durante la etapa romana, alcanzó cierto esplendor en el siglo II d.C. El actual tejido urbano de Jimena de la Frontera se remonta a la etapa musulmana.

El castillo, declarado monumento histórico-artístico en 1931, situado en el cerro de San Cristóbal, poseía una situación estratégica en la defensa de la frontera del reino nazarí de Granada. La población en esta época se asentó en el interior de la muralla, aunque es probable que formara algún arrabal en las proximidades del castillo.

La ciudad estuvo en manos de los benimerines, hasta que en 1319 Ismail I la cedió de nuevo, junto a otras, al reino nazarí de Granada a cambio de ayuda frente a los avances cristianos. En esta posición de frontera del reino nazarí, permaneció hasta 1431, en que fue conquistada por Pedro García de Herrera, Mariscal de Castilla, que tomó la villa el 11 de marzo.

Su posición fronteriza, que la hizo cambiar de manos entre musulmanes y cristianos durante el siglo XV, debió afectar al proceso demográfico. En 1451 volvió a poder nazarí, hasta que en este mismo año Enrique IV la conquista definitivamente, cediéndola a su valido Beltrán de la Cueva, iniciándose la reedificación y repoblación de la villa durante el

Ultimo tercio del siglo XV. Es en este momento cuando se inició el proceso de consolidación de la trama urbana, que toma como punto de referencia el castillo y la iglesia de Santa María, cuyos restos están próximos al castillo. Finalmente en 1510 pasó a la casa de Medina Sidonia.

Es difícil establecer el proceso urbano inicial dada la desaparición de los archivos municipales durante la invasión francesa, sin embargo, la lectura de la actual planta de la ciudad, así como la existencia de la arruinada iglesia de Santa María como eje de conexión entre el castillo y la ciudad, permiten deducir que el crecimiento durante los siglos XV y XVI se extendió en torno a un trazado triangular formado por las calles San Francisco, Misericordia, Cruz, Alta, Fuente de la Cruz y Jincaleta. La disposición de estas manzanas y el trazado triangular del área reseñada, hace pensar en la influencia que las vías de acceso de la ciudad tuvieron sobre la conformación urbana.

En el siglo XVI se funda por los franciscanos mínimos el convento de la Victoria, antigua capilla de Santa Ana y actual iglesia de la Santa Misericordia-Santa María la Coronada, en las afueras y en las proximidades de las vías de comunicación, adquiriendo la condición de hito urbano que originó la formación de un sector del tejido urbano.

Una hipótesis sobre la extensión de la trama urbana durante el siglo XVI se basa en la presencia de cuatro ermitas, citadas por Madoz: San Francisco, Consuelo, Misericordia y Concepción. Tan sólo se mantiene la del Consuelo, si bien transformada en vivienda y la de la Misericordia, que podría identificarse con la iglesia de Santa María. San Francisco tal vez se ubicaba en el actual solar de la Iglesia de Santa María Coronada y la de la Concepción se ha podido ubicar en la calle Sevilla.

Durante el siglo XVII se funda la iglesia de San Sebastián, que en el último tercio del siglo XVIII pasaría a denominarse de Santa María la Coronada, de la que actualmente sólo queda su torre, desplazando a la iglesia de Santa María (próxima al castillo) como centro parroquial de la villa.

De esta manera, se convirtió en un punto de confluencia urbana que facilitó y ordenó la expansión urbana hacia esta zona, marcando uno de los límites de crecimiento de la villa y convirtiéndose en asentamiento de buena parte de los inmuebles domésticos de mayor relevancia. En los últimos años del siglo y primeros del siguiente, estaba conformado el margen del casco urbano.

En el transcurso el siglo XVIII se produce la consolidación del casco urbano, ya trazado en los años anteriores, con la colmatación del espacio y el relleno de manzanas, muy condicionada por la orografía del terreno, que se desarrolla en pendiente. Tres zonas conforman los elementos esenciales de la ciudad: el área de la iglesia y la plaza de San Sebastián, convertida en el núcleo residencial principal; la calle Sevilla, arteria principal de la ciudad, que adquiere el carácter de centro de la ciudad y lugar de asentamiento de la actividad pública; y el Convento de la Victoria, con un crecimiento urbano en torno al mismo e inmuebles como la Pescadería, la Carnicería o los Corrales de Santa Ana.

Durante el siglo XIX no existen alteraciones en el trazado urbano, salvo la desamortización de los conventos de la Victoria (antigua capilla de Santa Ana y actual iglesia de la Santa Misericordia-Santa María la Coronada) y el de Nuestra Señora de los Angeles, que liberó terrenos para el crecimiento de la trama.

La llegada del ferrocarril en 1892, en las proximidades del Santuario de Ntra. Sra. de los Ángeles, supuso la expansión de la ciudad más allá de los límites del casco histórico, creándose una zona urbana nueva denominada Barrio de la Estación.

La tipología doméstica de carácter popular suele ser de una planta a la que se le añade un sobrado, cuyo hueco, situado sobre la puerta, puede ir cerrado a modo de cierro o con una simple reja. La puerta adintelada queda envuelta por una moldura plana coronada por una ligera cornisa y a sus lados, los vanos pueden ser simples ventanas o bien cierros. Otras variantes tipológicas presentan cierros semicirculares e incluyen una planta semisótano o bien tienen plantas circulares.

Los inmuebles de mayor relevancia son los de una arquitectura de tradición urbana, con dos plantas, formas estéticas clasicistas, fachada centrada por la puerta de acceso con aires de portada, sobre la que se sitúa el balcón de la habitación principal y una ornamentación a base de pilastras que articulan generalmente la segunda planta. Generalmente están organizados en torno a un patio columnado.


Referencia

Este artículo incorpora material del Decreto 84/2004, de 24 de febrero, por el que se declara Bien de Interés Cultural, con la categoría de Conjunto Histórico, el sector delimitado de la población de Jimena de la Frontera (Cádiz), publicado en BOJA nº52 de 16 de marzo de 2004, que se encuentra en domino público.

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