Conjunto Histórico de Ubrique

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El Conjunto Histórico de Ubrique tiene ampliamente justificada su declaración como Bien de Interés Cultural por las características de las estructuras arquitectónicas y la morfología urbana que caracteriza su núcleo más antiguo.

El núcleo mantiene una estructura urbana y arquitectónica singular, especialmente en cuanto a invariantes constructivos y adaptación a la accidentada topografía: tejados, enjalbegado e irregularidad volumétrica. No obstante, la tensión constructiva de nuevas construcciones, derivadas del potente crecimiento económico de las últimas décadas, está empezando a alterar el perfil histórico que aún subsiste y que es necesario proteger.

Delimitación

Los antecedentes de la población se remontan al poblado romano de Ocurri u Ocurris, ciudad situada en el lugar llamado Salto de la Mora, en la Sierra de Benafí, con condiciones defensivas idóneas.

En el término municipal existen estructuras urbanas de asentamientos datados en esta época. Esta población debió abandonarse con las primeras invasiones bárbaras. No existe constancia documental ni hallazgos arqueológicos hasta el dominio islámico. A partir de este momento Ocurri desaparece por completo y se forman otros núcleos, de los que sólo Ubrique superará la Edad Media.

Al parecer se debe a los árabes el nombre actual de la Villa, pues denominaron "Umrica" al río que nace en ella. De esta época es el Castillo de Fátima (Ubrique), en la Dehesa de Cardela, del que sólo se conservan las ruinosas piedras de la torre del homenaje, algunos lienzos de murallas y el patio de armas.

En 1462 fue tomado por el Marqués de Cádiz, volviendo a caer en poder de los nazaríes granadinos poco después. En [[1485] Ubrique es reconquistada por D. Rodrigo Ponce de León, al que le es concedida la ciudad por los Reyes Católicos.

Tras las campañas bélicas, Ubrique queda prácticamente deshabitada, siendo repoblado en 1501 por doña Beatriz de Pacheco, Duquesa de Arcos. El núcleo comienza a prosperar en el siglo XVIII, aumentando el caserío y sus pobladores. Los comienzos del siglo XIX van a ser desfavorables por la epidemia de cólera y por la invasión francesa, que supuso el abandono, saqueo y quema de casas, el convento de capuchinos, las ermitas de San Juan y San Pedro y el Archivo Municipal. La villa recuperó su prosperidad, convirtiéndose progresivamente en la auténtica capital de la serranía gaditana en detrimento de Grazalema.

Dentro de la estructura urbana de Ubrique, destaca el desarrollo tradicional en torno a la Iglesia de San Antonio, el denominado Ubrique Alto, que mantiene aún una estructura homogénea, aunque se aprecia una progresiva rehabilitación con sustitución de materiales.

Es también de gran importancia el posterior desarrollo de una arquitectura culta de encargo con elementos historicistas y eclécticos, a partir de finales del siglo XVIII, para acoger a una incipiente burguesía en el proceso de abandono del barrio alto. Este nuevo núcleo se conforma en torno al Ayuntamiento y a lo largo de los tres ejes escalonados que unen el Nacimiento con los callejones Real, Perdón y San Pedro, salidas naturales hacia Ronda o Cádiz.

Ambas áreas se entrelazan creando un espacio continuo, pero con un imperceptible aumento de escala, tanto en el tamaño de las parcelas como en la trama urbana de nueva creación, dando cohesión al conjunto que se percibe como homogéneo. El nuevo desarrollo, favorecido por la menor pendiente en la que se asienta, se extiende con mayor facilidad y rapidez hacia nuevas zonas que han ido conformando el casco urbano en nuestro siglo.

El Conjunto Histórico de Ubrique está constituido por las dos unidades de asentamiento definidas anteriormente, perfectamente delimitadas y con permanencias constructivas que deben ser conservadas y revitalizadas. Ambas se perciben como una unidad global. Además del valor ambiental del conjunto, posee una arquitectura culta de interés integrada en el mismo.

A los específicos valores históricos y tipológicos del casco histórico, se une su privilegiada localización en un amplio declive, que permite una perspectiva armónica del conjunto desde un nivel superior.

En razón a las características del ámbito del Bien no se considera necesaria la delimitación de un entorno al mismo, por incluirse dentro de éste todos aquellos espacios, inmuebles y elementos definidores del Conjunto.

Referencia

Este artículo incorpora material del Decreto 91/2003, de 1 de abril, por el que se declara Bien de Interés Cultural, con la categoría de Conjunto Histórico, el sector delimitado a tal efecto de la población de Ubrique (Cádiz), publicado en BOJA nº84 de 6 de mayo de 2003, que se encuentra en dominio público.

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