Francisco Basallote Muñoz

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Francisco Basallote Muñoz (n. Vejer de la Frontera, 1941 - † Tomares, 2015), aparejador y poeta.

Biografía

Archivo:Paco Basallote
Francisco Basallote

Aparejador y funcionario de la Consejería de Educación fue miembro fundador de la "Sociedad de Amigos del País de Vejer de la Frontera", asociación cultural que toma su nombre de la creada en la localidad gaditana en el siglo XIX, entre cuyos objetivos está la defensa del patrimonio. Durante 12 años fue vicepresidente ejecutivo de la Fundación Aparejadores y responsable de su programación cultural. Creó la colección de poesía Alarife y la de prosa, Alicer.

Poeta solitario comprometido con las letras andaluzas, a las que dedicó toda su vida y, aunque desarrolló el oficio de escritor al margen de grupos y cenáculos, siempre estuvo dispuesto a apoyar y difundir la obra de los nuevos escritores.

Su prolífica obra literaria, con más de medio centenar de libros publicados, le ha valido importantes premios y reconocimientos como el Nacional de Poesía Ciudad de Baeza, Antonio Machado de Sevilla, Orippo de Poesía, o en octubre de 2014 el máximo reconocimiento de su localidad natal, «Premio Ciudad de Vejer».

En su producción literaria destacan obras como «Breve calendario de piscis», «Frontera del Aire», «Tiempo deshabitado», «De tan antigua presencia», «Como agua sobre piedra» y «Cuadernos de nómada», entre otros. Su obra «Hasta el cantil del viento», una antología poética que abarca versos escritos entre 1987 y 2013 y que, en sus propias palabras, «es un acercamiento a mi obra desde mi propia óptica, puesto que yo he hecho la selección, así que tal vez sea la forma más precisa de conocerme como poeta».

Era un autor conciliador que investigó, obra tas obra, nuevas maneras de expresión poética y de recreación de las diversas realidades en las que nos hallamos sumergidos. Gracias a su análisis poético renueva lo cotidiano con gran maestría. Era una poeta capaz de crear su mensaje en poemas que conectan con el alma del lector. La poesía evoca diciendo lo máximo con lo mínimo. La búsqueda de su propia voz poética fue una constante a lo largo de su carrera, logrando ese equilibrio entre pureza, belleza y reflexión que tanto caracteriza a su poesía. Su elegancia en el uso de recursos, la riqueza de su vocabulario, el requerimiento emocionado de la memoria, la añoranza del tiempo que fluye describiendo la historia. Es la voz de los recuerdos, y sin embargo, la mirada hacia atrás no es nunca para esconderse de forma egoísta sino para buscar y encontrar nuevos territorios.


En esta descripción, vemos la influencia de Vejer en su poesía. Pocas veces un poeta, ha cantado más y mejor a su pueblo natal:

No puedo descender a la memoria sin encontrarme en sus más profundos estratos la presencia de una luz y de un mundo de color que todo lo inunda: Vejer o mejor, mi Vejer infantil, el Vejer de Puerta Cerrada ¡ay!, del Barranco, del Castillo, de Las Monjas, de la Puerta de la Iglesia, de la Plazuela… el Vejer de los patios de mi infancia, el naranjo y el melocotonero de mi abuelo, la celinda, la parra, los geranios… el Vejer de las azoteas blancas, de los tejados empinados, de su cielo azul, de África, tan cerca desde sus pretiles… el Vejer de las noches serenas, en las que se oía el ritmo de las estrellas, la respiración de la luna blanca, reflejándose en la cal o el terso raso de la oscuridad callada… , el Vejer del levante, como desatada pasión de la tierra o de los suspiros de la Breña, el húmedo Vejer de los inviernos, el cariño marino del vendaval y el verde esplendor del musgo entre las piedras… Y, cómo no, el cariño de quienes me enseñaron a amar a este pueblo, a extraer de entre sus piedras la memoria del tiempo pasado y sus tradiciones.

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