Convento de Capuchinos (Sanlúcar de Barrameda)

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En el pago de Miraflores había una huerta llamada del Desengaño, que pertenecía al duque Don Alonso Pérez de Guzmán, en donde se reunían los intelectuales y donde se discutían las novedades históricas y culturales de la época. Situada en las afueras de Sanlúcar de Barrameda, esta huerta le servía también al duque para su esparcimiento y ocio, por la variedad de pájaros y plantas que en ella habitaban. Cuando el duque cayó enfermo se retiró a esta huerta y hizo la promesa de construir en este sitio, un convento bajo la advocación de San Antonio de Padua, y que cuando él muriese, lo heredarían los Hermanos Capuchinos.

Los hermanos de la cofradía de Mareantes, la más antigua de nuestra ciudad, tenían sus cultos en la antigua Ermita de San Nicolás, y por unos problemas en el seno de la hermandad, se decidió edificar a las afueras, por el antiguo camino de Rota, la Ermita del Buen Viaje, y fue éste el lugar elegido para cumplir su deseo por haber sanado milagrosamente. Así se hizo los trabajos de construcción de la iglesia y el convento de capuchinos en el año 1634.

El día 12 de febrero de 1772, se aprobaron los estatus para que la casa de Sanlúcar de Barrameda fuese Seminario de misiones y recogida de misioneros capuchinos que por aquel entonces andaban de pueblo en pueblo impartiendo la palabra de Dios. A principios del siglo XIX habían en este Monasterio treinta y ocho religiosos allí viviendo y realizando sus tareas de una vida religiosa plena.

Durante la invasión de los franceses a España, este convento de capuchinos se cerró y por motivos desconocidos prendieron fuego al techo de la iglesia, volviendo la comunidad de los hermanos monjes capuchinos a restaurarla y reformar el convento el día 4 de febrero de 1813.

En el año 1821 se volvió a cerrar el convento, marchándose los monjes religiosos a Jerez de la Frontera, de donde regresaron a Sanlúcar en el año 1823 por haberle rogado al Gobernador de la provincia que retomarán sus labores religiosas en el convento de capuchinos.

Se extinguió la comunidad de hermanos capuchinos en el año 1835 y en año 1877 se solicitó unos terrenos antiguos para edificar un nuevo convento de capuchinos que por aquel entonces fue denegada la petición por el Gobernador, pero pedida de nuevo la construcción por Don Andrés Limón en el mismo año el 5 de Julio de 1877 se firmó la construcción del nuevo edificio de capuchinos que es el actual que está en la misma plaza a día de hoy.

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