Joaquín de Abreu y Orta
Nombre |
Joaquín de Abreu y Orta |
Fecha de nacimiento |
1782 |
Lugar de nacimiento |
Tarifa |
Profesión |
Político |
Propagandista español del socialismo furierista nacido en Tarifa en mayo de 1782 y fallecido en Algeciras el 17 de febrero de 1851. Inició la carrera de marino a los quince años, al ingresar en septiembre de 1797 como guardiamarina. Durante la Guerra de la Independencia fue oficial de la marina mercante, y combatió como alférez. Al finalizar la guerra en 1814 renuncia al grado de oficial y vuelve a su ciudad natal. Implicado en las luchas políticas clandestinas tras el golpe de estado fernandino de 1814, tuvo que marchar al exilio. Tras su regreso, en 1820 ejerció el cargo Alcalde de Tarifa (Cádiz) durante varios meses, fue nombrado diputado provincial por el distrito de Algeciras (1820-1822) y diputado provincial por Cádiz (1822-1823). Como diputado tuvo una actuación destacada en la aprobación de la ley de reparto de bienes comunales. Formó parte de la comisión encargada de conducir a Fernando VII a Sevilla y votó a favor de su destitución, lo que le costó una condena a muerte y tener que exiliarse a Francia para evitar su cumplimiento.
Durante este nuevo exilio en Francia (1823-1834) conoció a Carlos Fourier (1772-1837), y se convirtió en uno de sus seguidores, interviniendo en la organización del primer falansterio, organizado en 1832 en Condé-sur-Vesgres.
Cuando pudo regresar a España se estableció en Cádiz, convirtiéndose en uno de los primeros divulgadores del socialismo utópico de Fourier, sobre todo desde los periódicos El Nacional de Cádiz, y El Eco del Comercio de Madrid. Bajo el seudónimo de Proletario, que ya utilizara en sus primeros escritos en el periódico liberal El Grito de Carteya de Algeciras, publicó numerosos artículos en los que defendió las ideas furieristas y apoyó las elecciones libres. Se casó en Cádiz el 28 de octubre de 1836 con su sobrina Concepción Nuñez Abreu, veinticuatro años más joven que su tío y esposo (si hemos de creer lo que dice la dispensa papal, que se conserva en el Archivo de la Diócesis de Cádiz, la novia iba embarazada).
- «Era Concepción Nuñez hija de uno de los más grandes arrendatarios del Duque de Medinaceli. En manos de los Nuñez estuvo arrendada la dehesa Tapatana de dos mil fanegas en 1823-1825, como también la dehesa de Navafría entre 1823 y 1830 con una extensión de dos mil novecientas fanegas. Fue así como "el proletario" quedó ligado a los intereses agrarios y convertido en uno de los más ricos hacendados de Tarifa. Nueva situación personal que pesará en su práctica socialista en la hora de la disolución final del Antiguo Régimen. Quedó así Joaquín Abreu ligado a la agricultura y a la ganadería, ya sea como administrador o bien como socio de algunos de sus familiares, todos ellos ricos hacendados de Tarifa. En esta su nueva andadura, Abreu mantuvo durante años diversos pleitos con el Ayuntamiento de Tarifa, unas veces por el problema de la tierra, otras veces por el ganado que pretendía traer de Marruecos. Pleitos que elevaba a la Diputación e incluso a la Corona, encontrando siempre un duro adversario en el Ayuntamiento de Tarifa.» (Juan Navarro Cortecejo.)
En 1836 no logra ser nombrado Diputado, a pesar de ser muy votado en algunas zonas, como en Jerez. Durante la revolución de julio-agosto, es elegido por unanimidad para la alcaldía de Tarifa, cargo que no aceptó por motivos de salud, y ese mismo año de 1836 en el que matrimonió, es nombrado administrador principal de rentas de las loterías de la provincia de Cádiz. Establecido en Cádiz junto con su rica mujer Concepción y sus dos hijos Joaquín y Antonio, a finales de los años treinta tuvo ocasión de influir notablemente en el joven Fernando Garrido (nacido en 1821 en Cartagena, pero educado en Cádiz), que cambió sus vocación artística inicial por la de propagador de las ideas socialistas. Hasta 1844 ocupó Abreu también la vocalía económica del Correccional de Cádiz. Nombrado de nuevo jefe de loterías se retiró a Algeciras, a dirigir sus propiedades, falleciendo el 17 de febrero del 1851, de una congestión cerebral.
En sus colaboraciones de prensa predominó el tratamiento de asuntos relativos a la economía política, la agricultura, el socialismo moderno, la administración local, las leyes electorales, la mujer, el adulterio, etc., en los que se opuso a los valores y concepciones aceptados tradicionalmente en lo relativo a la familia, la educación, la moral y la distribución de la riqueza e introdujo la doctrina utópica del falansterio o comunidad igualitaria de Fourier. Contó con numerosos seguidores entre los que destacaron Pedro Luis Hugarte, Faustino Alonso y Joaquina de Morla, que tradujeron al español textos franceses de difusión del furierismo y defendieron estos proyectos en periódicos y revistas. Estos seguidores eran principalmente comerciantes, propietarios, médicos y otros profesionales que más adelante se vincularon al republicanismo.
Una de las iniciativas de mayor interés promovida por su seguidor Manuel Sagrario de Beloy fue la de crear una colonia societaria en Tempul, cerca de Jerez de la Frontera, tras la propuesta de la Diputación de Cádiz de crear nuevas poblaciones. El proyecto, presentado a las Cortes y a Espartero en 1842, fue aprobado por el Gobierno, aunque no se llegó a ejecutar. El propio Fernando Garrido acusará nada menos que al Gobierno del fracaso de esta iniciativa socialista armónica promovida por potentados andaluces, para la que contaban nada menos que con un millón de duros, al no ceder el Estado el concurso de soldados y presidiarios que requerían como mano de obra efectiva aquellos reformadores utópicos:
- «Desde la época antes citada, desde 1840, la propaganda socialista comenzó en España y poco a poco ha ido dando sus frutos. Los primeros propagadores de las doctrinas socialistas fueron discípulos de Fourier, figurando el primero entre todos don Joaquín Abreu, diputado que fue de las Cortes de 1823 y uno de los 12 que en Sevilla votaron la destitución del rey Fernando. Abreu, emigrado en Francia, conoció personalmente a Fourier en 1831 y tomó parte en el ensayo intentado en Coudé-sur-Vesgres, que no llegó a completa realización. Vuelto a España en 1834 y establecido en Cádiz, comenzó a exponer las teorías falansterianas en los periódicos de aquella ciudad y en El Eco del Comercio de Madrid. Al cabo de algunos años reunió un grupo activo de propagandistas, entre los que por su constancia sobresalieron don Pedro Luis Hugarte, don Manuel Sagrario de Veloy y don Faustino Alonso. De todos estos primeros apóstoles de la redención social, y especialmente del anciano Abreu y del infatigable Hugarte, recibió el autor de esta obra, hace ahora poco más de treinta años, las primeras nociones de la ciencia social y, propagandista como ellos, ha procurado esparcir las ideas que le habían inculcado. Bajo la acción incansable de Hugarte, primero, del doctor don José Bartorelo, de don Pedro Bohorques, de don Pedro Juan Orts, de don José Demaría, de don Ramón de Cala, de Doronzoro, de don Rafael Guillén y otros que sería ya prolijo enumerar se continuó después la propaganda socialista en la provincia de Cádiz, lo mismo en los campos que en las ciudades. En 1841 don Manuel Sagrario de Veloy intentó realizar en el sitio llamado Tempul, no lejos de Jerez, una asociación armónica desmontando y poniendo en cultivo gran extensión de territorio, debía fundar un falansterio, para lo que había reunido un millón de duros de capital; pero vino a Madrid a fin de obtener del Gobierno la entrada libre de derechos de aduanas, de útiles y material para la fundación y la concesión de cierto número de soldados o de presidiarios, en su defecto, a los que pagaría un plus, y el Gobierno le negó lo que pedía, con lo que abortó el proyecto. Establecido en Madrid en 1845, el autor de esta obra se ocupó activamente, como en Cádiz, en la propaganda, y al siguiente año comenzó la publicación de una revista decenal titulada La Atracción, primer periódico socialista que se publicó en España, y que, falto de suscriptores, sólo vivió tres meses (...)» (Fernando Garrido (1821-1883), Historia de las clases trabajadoras (1870), El trabajador asociado, capítulo XVI.)
- «Las enseñanzas socialistas invadieron a España por las costas. Después de los escritores peninsulares Flórez Estrada y La Sagra, de tendencias y tono semi-socialistas, fueron Fourier y Cabet los primeros reformadores europeos que incorporaron al pensamiento español sus elucubraciones y sus utopías acerca de la cuestión social. Un puerto andaluz, Cádiz, recibió las primeras influencias fourieristas por conducto de don Joaquín Abreu; y un puerto catalán, Barcelona, acogió los primeros avances de la doctrina de Cabet. Desde entonces, hasta hace poco, Andalucía y Cataluña fueron los ejes del movimiento obrero español. El fourierismo escaló pronto la meseta de Castilla. Abreu, que había difundido en la prensa gaditana el credo falansteriano, allegando numerosos discípulos entre los elementos intelectuales y burgueses de la baja Andalucía logró también que un periódico madrileño de gran circulación, El Eco del Comercio, diera cabida a sus ardorosas campañas apologéticas, apoyadas y secundadas, a veces, desde Francia, en las columnas de La Phalange, órgano oficial de la escuela de Fourier. Poco después, don Fernando Garrido, discípulo de Hugarte y de Abreu, fundaba en Madrid (1856) la revista decenal socialista La Atracción, al calor de la cual se reunía un grupo de fervorosos propagadores del nuevo Evangelio; y casi simultáneamente, otro núcleo de entusiastas sembraba en Cataluña la simiente cabetista.» (Juan Díaz del Moral (1870-1948), Historia de las agitaciones campesinas andaluzas (1929), Capítulo 4.)
- «Los primeros difusores de las doctrinas de Fourier fueron Joaquín Abreu, Sixto Cámara y Fernando Garrido, el cual, en 1846, fundó en Madrid una revista, «La Atracción», primera publicación socialista de España. Entre los adeptos más destacados de las doctrinas de Cabet, figuraron Abdón Terradas y Monturiol, quienes en 1847 editaron en Barcelona el semanario socialista La Fraternidad, en cuyas páginas se publicó la conocida obra de Cabet Viaje a Icaria.» (Historia del Partido Comunista de España, París 1960, páginas 11-12.)
Bibliografía
- Antonio Cabral Chamorro (1953-1997): Socialismo utópico y revolución burguesa: el fourierismo gaditano 1834-1848, Diputación de Cádiz 1990.
- Juan Navarro Cortecejo: «Joaquín Abreu», en Aljaranda (Tarifa), nº 7, diciembre 1992.
Principales editores del artículo
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