La Janda

De Cadizpedia
Saltar a: navegación, buscar

Listado de Municipios

Geografía e Historia

Situada en la zona central de la provincia de Cádiz, esta comarca toma su nombre de la Laguna de la Janda y comprende los municipios de Alcalá de los Gazules, Barbate, Benalup-Casas Viejas, Conil de la Frontera, Medina-Sidonia, Paterna de Rivera y Vejer de la Frontera. Toda la comarca se encuentra englobada en el Parque Natural de Los Alcornocales, declarado como tal en 1989. Su extensión comprende, del sur al norte, la zona de costa de Tarifa, el Estrecho de Gibraltar y las sierras del interior. Tiene una superficie de 167.667 hectáreas, lo cual lo convierten en uno de los Parques Naturales españoles de mayor superficie. Suelo, humedad y aprovechamiento tradicional han sido los factores determinantes para mantener la mayor masa conservada y productiva de alcornocal de la Península Ibérica, el Parque Natural Los Alcornocales. El principal responsable de esta riqueza es el agua, presente en numerosos ríos, arroyos y embalses que, además de abastecer a la provincia, son aptos para la pesca y actividades recreativas. Pero sobre todo destaca la humedad proveniente de la costa, que se acumula formando bosques de niebla en valles estrechos y profundos denominados canutos. En estas condiciones se conserva una flora muy singular, perteneciente a la Era Terciaria, la laurisilva. Se caracteriza por hojas lisas y brillantes, que aprovechan la humedad y escasa luz que dejan pasar los alisos que bordean los canutos. Los suelos de arenisca, que han favorecido el denso alcornocal, también albergan quejigos y roble andaluz en las zonas más húmedas. En estos bosquetes cazan las águilas calzadas, culebreras y ratoneras, además de azores, gavilanes y cárabos. En las zonas bajas y arcillosas aparece el acebuchal aclarado desde tiempos inmemoriales para dejar paso al pasto que alimentará el ganado típico de la zona, la vaca retinta. En un Parque tan completo y diverso, caben otras actividades, que van del montañismo en el pico del Aljibe o el Picacho; la espeleología en el enclave Ramblazo-Motillas, o el descenso de cañones en La Garganta de Buitreras, una de las pocas áreas preparadas para esta práctica de riesgo y que por su singularidad ha sido declarada Monumento Natural. Para los más tradicionales se recomiendan las rutas a caballo, como las establecidas en La Almoraima. Otro enclave natural de gran valor discurre ya en la costa atlántica. Se trata del Parque Natural de la Breña y las Marismas de Barbate, que incluye una zona marítima de especial protección. Alberga paisajes de gran valor ecológico, como los bosques de pino piñonero que se extienden hasta la costa, las playas y acantilados, las marismas, una plataforma continental de fondos marinos y un pequeño sistema dunar. Su localización en el Estrecho de Gibraltar hace que sea lugar de paso en las rutas migratorias de las aves, sobre todo en las marismas del río Barbate. La superficie de este parque es de 4.863 hectáreas, de las que 940 pertenecen a su importante reserva marina. En este Parque Natural no se localiza ningún asentamiento urbano, siendo Vejer de la Frontera, Conil, Barbate y Zahara de los Atunes y Caños de Meca (pertenecientes a Barbate), los municipios más próximos.

Municipios

Barbate es mundialmente conocido por el sistema de pesca de la almadraba, utilizado desde siglos atrás para la captura del atún por los romanos y los fenicios. Como lugares de interés podemos resaltar la torre almenara localizada sobre el punto más elevado del acantilado llamada Torre del Tajo. Es una torre de vigilancia costera construida en los siglos XV y XVI, situada en un emplazamiento de gran belleza paisajística. Otras torres vigías de gran importancia son la Torre de Trafalgar y la Torre de Meca. Imprescindibles son también sus playas de la Hierbabuena, los Caños de Meca, Zahora o El Palmar, inmensos arenales aún vírgenes. Son muchas las actividades que se pueden realizar en este entorno protegido: rutas a caballo o en bici por el Parque, el Cabo de Trafalgar y los Caños de Meca, rutas en barco, paseos a vela, buceo o senderismo por la costa de los acantilados y el denso pinar hasta llegar a las playas vírgenes de Trafalgar, escenario de la mítica batalla naval en 1805 entre los aliados España y Francia contra la armada británica a las órdenes del vicealmirante Nelson. Barbate y Conil de la Frontera son el paraíso del atún. Ambas localidades gaditanas, a las que se suma Zahara de los Atunes, han decidido sacar provecho del preciado y rojizo fruto del mar que cada primavera se pasea por las costas gaditanas en busca de aguas más cálidas. Con las almadrabas todavía en las aguas del Atlántico, turistas y oriundos pueden disfrutar en los meses de mayo y junio de la Ruta del Atún, que pone en la mesa un atún rojo que horas antes aún intentaba librarse de las redes. Un buque almadrabero sale cada día a faenar, pero ya no en busca de atunes como hace medio siglo, sino con medio centenar de turistas interesados en la almadraba y en un paisaje espectacular. El proyecto nace bajo el soporte de la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía, del Fondo Europeo de Pesca y de la Organización de Productores de Almadraba, conscientes del interés de los turistas por esta pesca milenaria y por la costa gaditana. La Ruta de la Almadraba compagina el conocimiento in situ de esta pesquería artesanal, a través de visitas a las almadrabas de Barbate y Zahara de los Atunes, con el interés paisajístico de este tramo de costa que va del Cabo de Trafalgar a Punta Camarinal. Una vez que los empresarios japoneses se hacen con las primeras piezas, el resto de las capturas se las reparten los restaurantes de la zona, que optan por jornadas y rutas gastronómicas para atraer clientes. Una especie que es un espectáculo en su captura y en su degustación. Además, Conil de la Frontera es uno de los mejores destinos para disfrutar de unas vacaciones en familia. Playas kilométricas de finas arenas doradas y una de las mejores ofertas hoteleras de la costa gaditana le esperan para que se olvide de cualquier preocupación. Alójese, sin duda, en alguno de los excelentes hoteles de la zona y disfrute del mar o descubra los encantos de los pueblos gaditanos, pero no olvide pasear por las blancas calles de Conil, un pueblo con eminente sabor andaluz. Para comer, hay varios chiringuitos a pie de playa y restaurantes por el pueblo que no le dejarán indiferente. Como tampoco la hermosa procesión marinera de la Virgen del Carmen, el 16 de julio.

Atalaya sobre el Atlántico

Vejer de la Frontera se alza sobre un promontorio desde el que se otea el océano Atlántico, cercanía que hace que cuente en su término o en los alrededores con algunas de las mejores y más vírgenes playas españolas, como El Palmar, Los Caños de Meca, Conil, Zahara de los Atunes, Bolonia, y ricos enclaves naturales como el Parque Natural de La Breña y Marismas del Barbate. Durante cinco siglos y medio, Vejer permaneció bajo dominio musulmán, siendo objeto de enriquecimiento de la esplendorosa cultura árabe-islámica de la que quedan algunos vestigios como la puerta del castillo, fechada en el siglo XI, parte de las murallas y, como no, el entramado de sus blancas y empinadas calles. Entre sus monumentos destacan el castillo, situado en la zona más alta del recinto amurallado. Destacamos su puerta principal, del s. XI, que consiste en un arco herradura enmarcado en un alfiz. A través de ella se accede al patio principal y al patio de armas, desde cuyas almenas se observan unas vistas realmente sorprendentes. De la arquitectura religiosa de los siglos XV y XVI están la Iglesia Convento de la Concepción, de estilo renacentista, y la Iglesia Parroquial del Divino Salvador, gótico-mudejar y construida sobre una antigua mezquita. A cinco kilómetros del pueblo se encuentra el Santuario de Nuestra Señora de la Oliva, que acoge la imagen de la patrona de Vejer y cuyos orígenes se remontan al s. VII, cuando se erigió una basílica visigótica aprovechando la existencia en el lugar de una villa romana. La estampa de los molinos de viento es una de las señas de identidad más divulgada de su paisaje. La existencia en Vejer de los primeros molinos se remonta a los años treinta del s. XIX con la llegada del Régimen Liberal, y fue el Duque de Medina Sidonia quién construyó los dos primeros molinos en la zona conocida como Buenavista.

Principales editores del artículo

Valora este artículo

0.0/5 (0 votos)